domingo, 8 de mayo de 2011

Lo insólito de la vida



Las ‘personas grandes’ como llaman a los adultos en el libro, están tan llenas de sí mismas que basta con que ocurra un acontecimiento fuera de lo normal, es decir, un acontecimiento insólito para lograr despabilar la monotonía. El principito es lo insólito que se contrapone con la monotonía característica de los hombres. Monotonía significa continuar con el mismo tono, sin cambios. Por ende, deviene el aburrimiento.
El principito es lo insólito en la vida de los hombres, y en este caso, en la vida del piloto que ‘cayó del cielo’. El aviador estaba agobiado por reparar su avión el cual accidentalmente cayó en el desierto; y fue allí, en medio de la nada, donde se encuentra con este niño, preocupado a su vez, de la vida de su indefensa flor, de árboles potencialmente peligrosos, de estrellas y planetas lejanos. La reacción del piloto fue como el de las personas grandes: primero, reconocimiento de lo insólito, luego, evasión. El aviador volvió a su trabajo que ‘sí era importante’, que sí era de ‘vida o muerte’. Pero “¿acaso la vida de la única flor del planeta del principito no es algo importante?”. Totalmente insólito. Pero sin embargo es necesario. Es necesario lo insólito para desplegar nuevos relieves y perspectivas. “Lo realmente importante es la presencia y  mundo insólito del principito” (Sosa, 53).
Es clara la ceguera de los hombres frente a los detalles, pues son incapaces de comprender que lo importante se juzga con el corazón. Están tan ocupados de resolver los problemas de los hombres, todo racionalmente, que caen en la superficialidad de los números y en la rutina del esquema. Entonces es posible comprender que lo insólito es aquello que logra despertar del sopor de la insensibilidad en la cual está inmersa la sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario